Cuando Laura Stack supo que su hijo de 14 años estaba consumiendo marihuana no se preocupó. “Ay, bueno, es solo hierba”, dice que pensó. “Gr...
Cuando Laura Stack supo que su hijo de 14 años estaba consumiendo marihuana no se preocupó. “Ay, bueno, es solo hierba”, dice que pensó. “Gracias a Dios que no era cocaína”.
Pero Stack, quien de adolescente había probado la marihuana, no tenía idea de que el cannabis que consumen los jóvenes de hoy es muy distinto a los porros de su juventud.
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No solo viene en más presentaciones, presentaciones, como cigarrillos electrónicos, sino que también tiene concentraciones mucho más elevadas de THC, el componente psicoactivo de la marihuana.
Los expertos en Estados Unidos, donde la legalización de la marihuana recreativa ha hecho que esta sea más accesible también para los menores de edad, han empezado a notar una inquietante serie de síntomas que van desde de los vómitos persistentes y la pérdida de memoria hasta los episodios psicóticos y el intento de suicidio.
El hijo de Laura Stack, contó ella, empezó a tener dificultades en la escuela y pasó por varios hospitales psiquiátricos, hasta que los médicos determinaron que tenía un caso grave de abuso de THC. Stack dirige ahora una organización que sensibiliza sobre el cannabis con alto contenido de THC y su efecto en el cerebro de los jóvenes.
Un reportaje de Christina Caron, quien habló con especialistas, familiares y adolescentes, presenta un panorama preocupante del impacto de estas presentaciones más potentes y concentradas de la marihuana en los menores, cuyo cerebro está apenas en desarrollo.
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