Cada nuevo día se publican una enorme cantidad de noticias y contenidos que compiten por captar la atención de la audiencia. Por ejemplo, gr...
Cada nuevo día se publican una enorme cantidad de noticias y contenidos que compiten por captar la atención de la audiencia.
Por ejemplo, gran parte de las noticias a nivel mundial se han centrado en la guerra en Ucrania que comenzó con imágenes satelitales del ejército ruso. Luego, comenzaron a llegar desde Ucrania videos y fotos de tanques en las calles y misiles que caían del cielo, dejando destrucción a su paso. Desde entonces, se vio la guerra a un nivel de detalle nunca antes visto; por lo se le ha llamado la “primera guerra TikTok”.
Precisamente plataformas como TikTok, Twitter e Instagram pasaron de mostrar videos de baile a utilizarse para difundir escenas de guerra y llamados para obtener apoyo humanitario, lo cual atrajo innumerables opiniones y acciones en el proceso.
Pero como ambos lados de la guerra tienen acceso a estas plataformas, se convirtieron en un campo de batalla digital para tratar de influir a millones de personas en todo el mundo.
A deepfake video of Ukrainian President Volodymyr Zelenskyy is the first used in "an intentional and broadly deceptive way" since Russia's invasion, expert says. #TheCube https://t.co/9D98WIUXep
— euronews (@euronews) March 16, 2022
Una investigación del MIT publicada en 2018 mencionó que “la información falsa llega significativamente más lejos, se mueve más rápido, penetra de forma más profundo y su alcance es mayor que la verdad”. El análisis muestra que “la información falsa tenía un 70% más de probabilidades de ser retuiteadas que la verdad”.
El problema está en que a menudo la verdad se distorsiona, para que las masas lleguen a un juicio inexacto por la interpretación ilógica de la información disponible.
Por ejemplo una conversación entre dos personas de ambos lados de la guerra en Ucrania, ambas creen que están actuando racionalmente y se acusan mutuamente de ser parciales y de no comprender las complejidades de la realidad. A partir de este punto, cada uno estará más abierto a consumir noticias que confirmen su perspectiva – incluso si la noticia es falsa.
En 2018, Larson escribió cómo los trolls en Internet “causan estragos publicando deliberadamente comentarios polémicos e incendiarios”, que se dedican a esto como un trabajo, inflamando la opinión pública y perturbando los procesos sociales y políticos.
También investigadores de Oxford descubrieron varios ejemplos de cómo tanto el gobierno como las empresas privadas administran “tropas cibernéticas organizadas”. Estos batallones de trolls y bots utilizan las redes sociales para moldear las mentes de las personas y amplificar “voces e ideas marginales al inflar el número de likes, compartidos y retweets”.
Existen las plataformas de verificación de hechos, investigando y evaluando la calidad de la información incluida en una noticia o en una publicación viral en las redes sociales. Sin embargo, incluso estos recursos tienen sus propias limitaciones.
La mayoría de estos sitios web siguen un indicador tipo barómetro que va desde “falso” a “mayormente falso”, “mayormente verdadero” a “verdadero”. Del mismo modo, la validez de esta investigación también puede ser desacreditada por aquellos que no ven sus ideas confirmadas.
“La solución estaría en campañas educativas y el dialogo. Cuando se trata de discernir lo real de lo falso, el trabajo individual adquiere una importancia aún mayor.”, comenta André Lameiras, Security Writer de ESET.
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